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PENÚLTIMO POEMA A MI MADRE
Acabada la guerra, solíamos jugar
en nuestra calle, y tú, al oír un avión
salías a buscarnos hasta que su sonido
iba a perderse entre las nubes.
Son las ruinas de aquel lugar seguro
de la infancia. Recuerdo que una vez
me levanté de madrugada
y tú estabas allí en la oscuridad,
sentada en la cocina
igual que una gaviota en una grieta
de la roca durante el temporal.
Veo tan sólo una luz tenue:
la casa que, a pesar de no existir,
me ha hecho sentir menos desdichado.
Hasta que ya el peligro
se haya perdido por el horizonte.
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